¿Es el desacoplamiento un «cuento chino»?*

por | May 3, 2021 | Análisis, Artículos, Perspectivas

Últimamente en foros empresariales, páginas salmón y medios de comunicación en general, es recurrente hablar del desacoplamiento de China con las economías occidentales. Paradójicamente, las mismas élites políticas y económicas que, a principios de los noventa, defendían una globalización basada en largas cadenas de suministro (y encontraron en China mercado, mano de obra y apoyo estatal para sus inversiones), ahora dicen -como si fueran un grupo de ácratas- que otra globalización es posible (la consigna se completa con un “saliendo de China”).

A comienzos de 2021 el Instituto Mercator (MERICS) y la Cámara de Comercio Europea publicaron un interesante informe en el que analizaban los costos del desacoplamiento para las empresas que trabajan en China. El texto también ofrece recomendaciones para los gobiernos. Este documento deja en evidencia tres importantes cuestiones: 1) el fracaso del objetivo de Estados Unidos en hacer que las empresas de occidente y sus asociados (Japón y Australia) salgan de China; 2) el problema real existente en el ámbito tecnológico -en la medida que China, en lugar de doblegarse a las presiones, se ha lanzado a la búsqueda de sus propios estándares y 3) la preocupación de las élites europeas en la respuesta estratégica de China a las presiones procedentes de Washington y, en menor medida, de la UE.

Todo esto es muy interesante, pero lo cierto es que China lleva haciendo la misma política desde los años setenta: captación de tecnología e inversiones y protección de sectores estratégicos que mantiene reservados para sus empresas nacionales. Francamente, no entiendo la sorpresa frente acciones como el anuncio -en 2015- del Plan Made in China o más recientemente la Estrategia de Circulación Dual (de la que por cierto hablamos en nuestro podcast) para avanzar en la modernización del país y ganar independencia respecto a los grandes proveedores globales ¿Acaso no es un objetivo legítimo de cualquier gobierno?

Pero mientras todo esto ocurre en los sueños de la “alta política”, los empresarios y directivos deben tener en cuenta datos reales para tomar sus decisiones.  La realidad nos dice que, en líneas generales, las empresas siguen apostando por China, ya sea directamente o a través de estrategias de entrada vía Hong Kong o Taiwán.

Los titulares de abril han subrayado la subida del 18% del PIB chino durante el primer trimestre. Más desapercibida ha pasado la noticia por la que China se ha convertido en el mayor destino de inversión extranjera del mundo y, ahora, apuesta por convertirse en el mayor mercado de consumo e importación para 2025.

Los objetivos nacionales del PCCh y el gobierno chino son públicos y el desacoplamiento -entre China y el resto del mundo- ha estado ahí desde principios de la Reforma. Al mismo tiempo, la República Popular ha aumentado su integración en el sistema internacional.

China es un mercado complejo con ganadores y perdedores pero en el que, constantemente, se están produciendo oportunidades. Directivos y empresarios deben asomarse a la realidad y diseñar la estrategia más conveniente para sus accionistas y empleados. Todo lo demás son “cuentos chinos” de pasillos, moqueta y think tanks.

 

*por Andrés Herrera-Feligreras, socio-director de HERRERA ZHANG

Publicado en Yuanfang Business, puedes suscribirte aquí.

imagen: MERICS

Últimamente en foros empresariales, páginas salmón y medios de comunicación en general, es recurrente hablar del desacoplamiento de China con las economías occidentales. Paradójicamente, las mismas élites políticas y económicas que, a principios de los noventa, defendían una globalización basada en largas cadenas de suministro (y encontraron en China mercado, mano de obra y apoyo estatal para sus inversiones), ahora dicen -como si fueran un grupo de ácratas- que otra globalización es posible (la consigna se completa con un “saliendo de China”).

A comienzos de 2021 el Instituto Mercator (MERICS) y la Cámara de Comercio Europea publicaron un interesante informe en el que analizaban los costos del desacoplamiento para las empresas que trabajan en China. El texto también ofrece recomendaciones para los gobiernos. Este documento deja en evidencia tres importantes cuestiones: 1) el fracaso del objetivo de Estados Unidos en hacer que las empresas de occidente y sus asociados (Japón y Australia) salgan de China; 2) el problema real existente en el ámbito tecnológico -en la medida que China, en lugar de doblegarse a las presiones, se ha lanzado a la búsqueda de sus propios estándares y 3) la preocupación de las élites europeas en la respuesta estratégica de China a las presiones procedentes de Washington y, en menor medida, de la UE.

Todo esto es muy interesante, pero lo cierto es que China lleva haciendo la misma política desde los años setenta: captación de tecnología e inversiones y protección de sectores estratégicos que mantiene reservados para sus empresas nacionales. Francamente, no entiendo la sorpresa frente acciones como el anuncio -en 2015- del Plan Made in China o más recientemente la Estrategia de Circulación Dual (de la que por cierto hablamos en nuestro podcast) para avanzar en la modernización del país y ganar independencia respecto a los grandes proveedores globales ¿Acaso no es un objetivo legítimo de cualquier gobierno?

Pero mientras todo esto ocurre en los sueños de la “alta política”, los empresarios y directivos deben tener en cuenta datos reales para tomar sus decisiones.  La realidad nos dice que, en líneas generales, las empresas siguen apostando por China, ya sea directamente o a través de estrategias de entrada vía Hong Kong o Taiwán.  

Los titulares de abril han subrayado la subida del 18% del PIB chino durante el primer trimestre. Más desapercibida ha pasado la noticia por la que China se ha convertido en el mayor destino de inversión extranjera del mundo y, ahora, apuesta por convertirse en el mayor mercado de consumo e importación para 2025.  

Los objetivos nacionales del PCCh y el gobierno chino son públicos y el desacoplamiento -entre China y el resto del mundo- ha estado ahí desde principios de la Reforma. Al mismo tiempo, la República Popular ha aumentado su integración en el sistema internacional.

China es un mercado complejo con ganadores y perdedores pero en el que, constantemente, se están produciendo oportunidades. Directivos y empresarios deben asomarse a la realidad y diseñar la estrategia más conveniente para sus accionistas y empleados. Todo lo demás son “cuentos chinos” de pasillos, moqueta y think tanks

*por Andrés Herrera-Feligreras, socio-director de HERRERA ZHANG

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imagen: MERICS